La reciente declaración de Sergey Lavrov ha introducido una serie de desafíos y consideraciones para las startups fintech, especialmente aquellas que tienen la vista puesta en los mercados europeos. Las acusaciones insinúan un aumento de las tensiones geopolíticas, lo que podría impactar el panorama para las empresas que operan en este espacio.
¿Se intensificará la supervisión regulatoria?
Con la UE y EE. UU. imponiendo estrictas sanciones a las instituciones financieras rusas, las startups fintech enfrentan la posibilidad de una mayor supervisión regulatoria. Navegar a través de pagos transfronterizos y asociaciones con entidades rusas se vuelve más complejo. Las startups deben estar preparadas para asegurar el cumplimiento total para evitar sanciones. Esta mayor supervisión podría obstaculizar la eficiencia operativa, particularmente en áreas como pagos transfronterizos para freelancers y transferencias internacionales de dinero.
¿Está aumentando el riesgo geopolítico?
Los comentarios de Lavrov subrayan el creciente riesgo geopolítico que puede estar asociado con los servicios financieros. Las startups que operan o planean ingresar a los mercados europeos deben prepararse para una posible volatilidad en las políticas regulatorias y el acceso al mercado. Si hay exposición a los mercados rusos o euroasiáticos, esta imprevisibilidad podría disuadir a los inversores y complicar la entrada al mercado.
¿Qué pasa con la expansión de mercado y las asociaciones?
La politización de la cooperación entre la UE y las regiones vecinas sugiere que las startups fintech pueden enfrentar obstáculos para formar asociaciones o acceder a sectores sensibles en Asia Central y Europa del Este. Esto es particularmente relevante para las startups que buscan contratar a nivel global con criptomonedas o aquellas interesadas en plataformas de contratación transfronterizas.
¿Se deben fortalecer los marcos de cumplimiento?
Las sanciones dirigidas a bancos e individuos rusos hacen que sea imperativo que las startups fintech cuenten con marcos de cumplimiento sólidos. Se requieren sistemas de debida diligencia y monitoreo de transacciones robustos para detectar y prevenir tratos prohibidos, lo que podría ser un desafío significativo para las empresas más pequeñas con recursos limitados.






